6 de noviembre de 2005

Natacha Merritt



El interés que despierta Natacha Merritt no depende (al menos no, de manera exclusiva) del festín de carne desnuda que muestran sus Diarios Digitales .

Si creemos en la fugaz reconstrucción biográfica que ofrece la página de Digital Diaries, entonces debemos asumir que su propio recorrido nace entre las inmensas posibilidades comunicacionales de internet.

En su caso, todo comenzó con un fotoblog .

Natacha Merritt fue colocando imágenes de sus encuentros sexuales documentados, en principio, con una cámara digital Casio QV 110. Un modelo sencillo, ya descontinuado, del que ni siquiera es posible encontrar alusiones directas en la red. Fue así, precisamente, como fue "descubierta" por Eric Kroll , un fotógrafo de erotismo fetichista quien, luego, acabaría presentándola ante la editorial Taschen donde él mismo había publicado ya algún libro de fotografías.

La página publicitaria de sus Diarios Digitales hace su trabajo, quizá por eso insiste en afirmar que con la propuesta de la Merritt nace un nuevo tipo de libro. Dice así:

Digital Diaries es un nuevo tipo de libro, definiendo un nuevo tipo de expresión: digital, sexual, personal, privada, pública, desnuda, valiente, autoconsciente... de una artista que crece entre las contradicciones y desafía todos los estereotipos.

Más interesante que la idea publicitaria de un nuevo tipo de libro (para el que, necesariamente, sería necesario imaginar un nuevo tipo de Lector, algo lógicamente improbable en este caso: persiste el mismo lector de siempre, el mismo vouyeur fascinado de pestañas fijas que alguna vez espió el baño de las ninfas en un estanque), los Digital Diaries parecen sugerir más bien un nuevo tipo de registro. Un territorio en el que la obsesión por la imagen, por la construcción de un voluminoso archivo de imágenes, se convierte en otra forma de escribir una biografía. Un sustituto de esa antigua propensión a registrar el paso de los días sobre una hoja de papel. Un paso a la carne, al tono de la luz sobre la carne como materia prima, como lenguaje irreductible.