4 de diciembre de 2005

Trinity Varela



No es por sacarle punta al horror. Es apenas por documentar lo que existe en sí mismo de espantoso e inasible en esta cosa algo extraña que se llama democracia chavista.

Hoy, en plenas elecciones legislativas, la diputada del pueblo soberano, la musa desesperada de tanto amante del folklorismo bolivariano dejó firmada una breve cátedra de autoritarismo e ilegalidad: Todo funcionario público de confianza que no vaya a votar debe ser despedido de sus funciones públicas.

Así, sin más. Simple, directo, guapetón, redondo como una arepa.

Pero la realidad es complicada. ¿Existe alguna prueba de que eso, efectivamente, ocurrió?

Allí, precisamente, comienza Matrix.

Tres, cuatro horas después, la rectora del Consejo Nacional, Tibisay Lucena, le esquivaba curiosamente el bulto a esa declaración al momento de ser abordada por una periodista en una rueda de prensa: No he visto esa declaración. En todo caso, es la declaración de un actor político.

The Matrix, reloaded.

Dos minutos después: otro periodista insiste sobre la misma cuestión. Introducía un pequeño elemento a la pregunta: OK, de acuerdo, Uste no lo vio. Pero en caso de que hubiese ocurrido, qué opina el CNE, puesto que se trata de una amenaza contra la población de votantes.

Lucena da un pasito más, esboza una sonrisa: El CNE cuenta con una sala de participación. Ellos ya sabrán qué hacer.

¿Habrá qué preguntarse qué hará?

Respuesta: todo es Matrix.

Aquejado de realidad, uno desearía que fuese un consuelo el que, horas después, el incivil diputado William Lara (¿existe William Lara?¿es una alucinación auditiva la curiosa dicción de William Lara?) aparezca en televisión y afirme que tal declaración no correspondería jamás con una línea partidista, que semejante cosa no podía ser compartida por el Comité Nacional del partido de gobierno, que ellos mismos habían introducido en la Constitución Bolivariana la idea de que, después de todo, el voto era un derecho, no un deber.

Lo único malo es que justo antes de decir esas constitucionales palabras ya había dicho que tal cosa no había ocurrido.

Otra vez: Matrix.

Naturalmente, ante tales enigmas de la realidad, uno comienza a ser propenso a pensar que quien quita, a lo mejor hasta tiene razón. A lo mejor nada existe. A lo mejor William Lara es Morfeo. A lo mejor Iris Varela es Trinity. Todo es the Matrix.

Otra ventana de la Matriz no muestra, en todo caso, un curioso programa de realidad virtual donde los programadores han introducido un software de particular singularidad llamado Maisanta. Una ventana editada por las organizaciones de gobierno donde Usted puede encontrar si votó, si no votó, si firmó para el referendum revocatorio presidencial. Si su número corresponde o no con el plan diseñado por el Gran Cerebro, el Señor de Todas las Cosas. Para abreviar: ese hardware que llamamos Comandante.

¿Luis Tascón? ¿Un virus, quizá?

Actualización

Lunes, 5 de Diciembre. Previsiblemente, la Asamblea Nacional amaneció teñida de rojo bolivariano: la totalidad de los diputados integrantes apoyan al teniente coronel Hugo Chávez. La única diferencia está en el nombre de las fuerzas que impulsaron las candidaturas. Por eso, precisamente, el Oráculo de Nicolás Maduro, presidente de la Asamblea, se permite hacerse eco de la idea que, desde ayer, planteaba el diputado Morfeo, William Lara: la asamblea es pluripartidista, diversa, infinitamente representativa.

El software contrataca. Matrix, está borracha.