Lo patético
Últimamente estoy pensando en el asunto de lo patético. Lo hago, creo, sin ningún motivo en especial que no sea el hecho evidente de vivir un tiempo y un lugar repleto de patetismos. No soy un teórico. Tengo pálidas esperanzas en el futuro iluminado de las sobremesas. No me obsesiona demasiado la importancia premonitoria de ciertos pensamientos. Aún así, existo y de tanto en tanto reviso un poco el diccionario. Entonces pienso: el Diccionario es un lugar repleto de revelaciones.
Ese es el caso de lo patético. El DRAE lo define así:
patético, ca.
(Del lat. pathetĭcus, y este del gr. παθητικóς, que impresiona, sensible).
1. adj. Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía.
Son grandes las posibilidades de lo patético.
Un ejemplo: escribo esto mientras escucho Eye of the Tiger, en versión MIDI. No se me había ocurrido antes, pero quizá Rocky sea una película patética. Una película insistente sobre el patetismo del éxito. Aunque a lo mejor tendría que pensar un poco más en eso.
De lo que sí estoy seguro es que la política (y decir política es casi como decir mala política, naturalmente) adolece de lo patético. El imperativo del líder, la desmesura de las promesas, la imposibilidad de reconocer al otro, la lógica del golpe y el porrazo. En fin, una vehemencia que de un modo irremisible acaba en el patetismo.
Los políticos son o suelen ser patéticos.
Los himnos también son irremisiblemente patéticos. Tienen que serlo, si se toma en cuenta que, por lo general, se deben a la apología del sacrificio y, eventualmente, hasta de la propia muerte por motivos tan abstractos como la patria, la bandera, la valentía o el capataz del potrero.
Un mundo perfecto sería, (se me ocurre), un mundo sin demasiadas estridencias patéticas. Donde escoger un fervor, una vehemencia sería una opción, jamás un imperativo.
Decido pensar que el humor podría ser una adecuada defensa ante lo patético. Pero esto, como en el caso del patetismo de Rocky, es algo que también debo pensar mejor.
Pensar puede ser fastidioso o hermoso o extenuante, pero no patético.
Todo fanatismo es patético.
Ese es el caso de lo patético. El DRAE lo define así:
patético, ca.
(Del lat. pathetĭcus, y este del gr. παθητικóς, que impresiona, sensible).
1. adj. Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía.
Son grandes las posibilidades de lo patético.
Un ejemplo: escribo esto mientras escucho Eye of the Tiger, en versión MIDI. No se me había ocurrido antes, pero quizá Rocky sea una película patética. Una película insistente sobre el patetismo del éxito. Aunque a lo mejor tendría que pensar un poco más en eso.
De lo que sí estoy seguro es que la política (y decir política es casi como decir mala política, naturalmente) adolece de lo patético. El imperativo del líder, la desmesura de las promesas, la imposibilidad de reconocer al otro, la lógica del golpe y el porrazo. En fin, una vehemencia que de un modo irremisible acaba en el patetismo.
Los políticos son o suelen ser patéticos.
Los himnos también son irremisiblemente patéticos. Tienen que serlo, si se toma en cuenta que, por lo general, se deben a la apología del sacrificio y, eventualmente, hasta de la propia muerte por motivos tan abstractos como la patria, la bandera, la valentía o el capataz del potrero.
Un mundo perfecto sería, (se me ocurre), un mundo sin demasiadas estridencias patéticas. Donde escoger un fervor, una vehemencia sería una opción, jamás un imperativo.
Decido pensar que el humor podría ser una adecuada defensa ante lo patético. Pero esto, como en el caso del patetismo de Rocky, es algo que también debo pensar mejor.
Pensar puede ser fastidioso o hermoso o extenuante, pero no patético.
Todo fanatismo es patético.
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