11 de febrero de 2006

Arduos Estudios


Caigo, de pronto, en una página con un texto de Giancarlo Livraghi (traducido por Luis Cruz Kuri), titulado: el poder de la estupidez. Al inicio del texto se lee que se trata de un reporte especial para algo de nombre tan divertido como Entropy Gradient Reversals.

(Existe. Existe como página web y también como blog)

El artículo comienza así:

Siempre me ha fascinado la Estupidez.

La mía, por supuesto; y eso es una causa suficientemente grande de ansiedad.

El resto del artículo, inevitablemente, es un intento por hacer inteligentemente algo que de entrada tiene el inmenso peligro de incurrir, precisamente, en lo estúpido. O en la rotación exponencial de lo estúpido, por decirlo de algún modo que quizá sea estúpido.

Livraghi tiene la astucia de hacerlo documentadamente, y eso está bien pues, en un mundo donde existe de todo, no tendría por qué no existir alguna literatura sobre el tema. Un ejemplo es Una breve historia de la estupidez humana, de Walter B. Pitkin, de 1934, el cual tiene la divertida característica de presentarse, apenas, como una pequeña introdución a un tema que lógicamente resulta demasiado vasto. También está Aus der Geschite der menschlichen Dummheit, de Max Kemmerich, y Über Dummheit, de un tal Lewenfeld, a los que Livraghi le atribuye el mérito de haber sido escritos en las décadas anteriores a una de las cosas más estúpidas que ha tenido el mundo, el nacionalsocialismo.

Livraghi (quien no sólo es simpático, sino que además está atento a lo contemporáneo) se basa, sin embargo, en un breve ensayo del profesor Carlo M. Cipolla, titulado: Las leyes básicas de la estupidez humana (que toma, me imagino, de su libro Allegro ma non troppo en cual propone, por cierto, una clasificación humana que, quizá, no deje de ser un poquito estúpida).

Libros aparte, sospecho que lo más interesante y honesto en el estudio de la estupidez debe ser, sin duda, la comprensión de la estupidez en un uno mismo.

Me apunto aquí este razonamiento de Livraghi:

Pero las gentes estúpidas no saben que son estúpidas, y esta es una razón más por que son extremadamente peligrosos.

Lo cual por supuesto me remite a mi pregunta original y dolorosa: ¿soy estúpido?

He pasado varias pruebas de coeficientes de inteligencia con buenas calificaciones. Desafortunadamente, sé como funcionan estas pruebas y que estas nada demuestran.

Varias gentes me han dicho que soy inteligente. Pero eso tampoco demuestra algo. Estas personas pueden ser tal vez muy consideradas como para decirme la verdad. A la inversa, podrían estar intentando usar mi estupidez para sus propios fines ventajosos. O podrían ser tan estúpidos como yo.

Quedo con un pequeño asomo de esperanza: muy a menudo estoy intensamente consciente de cuan estúpido soy (o he sido). Y esto indica que no soy completamente estúpido.

Algo es algo, ¿no?