24 de octubre de 2005

Notoriedad




Uno se encuentra con cosas muy curiosas. Apuntar esas cosas es, desde luego, el propósito de estas argonáuticas. Por ejemplo, acabo de caer en un blog titulado Doo La Vey, editado por Jamie S. Luxton III, de Kelowna, British Columbia, CA. El blog presenta esta divertida frase a manera de descripción (una combinación algo bizarra, sospecho):

A clever combination referencing three of my favorite things: Marijuana, The Church of Satan, and the french alphabet

En fin, el mundo está lleno de todo.

Sin embargo, el motivo concreto por el que vale la pena hacer la referencia es que poco después, aparece esta verdadera joya al patetismo de la notoriedad en un post reciente. Dice así:

You don't understand what kind of pressure I'm under. This blog was not meant to be merely just another blog. I'm trying to pioneer an artform here. And in all fairness, my efforts have been well rewarded by your enthusiastic appreciation.

Unfortunately, in order to maintain this appreciation it is almost an inevitability that I'll be forced to meet ever increasing expectations. And to meet these expectations, I am forced to go to ever greater extremes. It seems that some of you expect this blog to read like a transcript of a Jackass episode. I can tell you now that will not be happening anytime soon.

Es difícil saber si tal comentario puede estar escrito en serio o no. Sin embargo, con el paso del tiempo uno comienza a sospechar que cosas así se dicen de verdad. Con convicción. A fin de cuentas, no hay quien desdeñe la idea según la cual el precio de la fama requiere sistemáticos sacrifios, preocupaciones, evolucionados y fallidos golpes de efecto. Una razonable dosis de autodestructividad, por lo que puede verse.

La conclusión es clara: los jackass representan el extremo más cándido de la neurosis del éxito.