28 de enero de 2007

Soluciones habitacionales

21 de enero de 2007

More Moore

Es posible que saltar de un lado a otro de internet intentando conseguir cuentos de los autores que nos interesan no sea la cosa más entretenida del mundo, pero algo se saca de ello. O al menos es lo que se puede esperar si se tiene una buena racha. En The oldman and the sea, por ejemplo, el viejo Santigo pasa algo así como 84 días intentando pescar un pez. Es una lástima, pues precisamente debido a ese ancontecimiento, Ernest Hemingway tomó la decisión de escribir un libro que, a decir verdad, acabó por tener una fama desmedida que, a su vez, acabó desplanzando de los anaqueles lo bueno que se puede leer de Hemingway. Pienso, por ejemplo, en el caso de The Short and Happy Life of Francis Macomber, digamos, un cuento millones de veces mejor que la historia de la pesca desafortunada y que casi no se conoce. A eso, precisamente, (y si se excluyen los efectos duraderos del suicidio, desde luego), es lo que se puede calificar como una verdadera mala suerte.

En todo caso, esta es la historia donde soplan los hados benignos de la buena fortuna. Justo el 05 de Enero subí un post donde dejaba los links a dos cuentos de Lorrie Moore. Dos cuentos y una entrevista. Hoy, apenas 18 días después, podemos decir que hay otros pez: se trata de Perdiendo los papeles, en traducción de José Luis Justes Amador y puede ser leído en el número 11 de esa estupenda revista de gratuidad virtual que es HermanoCerdo. O lo que es lo mismo: pulsado aquí.

Hay más: un bonus track.

Si alguien quisiera ver de qué forma puede escribirse en español con un sarcasmo y una inteligencia que recuerda a los textos de la Moore, entonces pueden leerse dos post compuestos por d., desde prosa inofensiva. Son estos: El crucero del amor y El desamor es una cosa esplendorosa. Todo un alter-Moore de primera línea, en mi opinión.

18 de enero de 2007

Bichos

Sabía que tenía que estar en alguna parte. Lo encontré hace meses, en Te cebo otro?, de Ana de Montevideo, un blog al que llegué a través del Urbano pez volador de Ludmilla donde llegué desde el Guano de Ceryle a donde llegué desde ya no recuerdo dónde.

En fin, supongo que desde que se ha puesto de moda hablar de la última página de internet el infinito es más bien un curioso proceso en orden inverso. Un remoto post escrito, digamos, en una cueva iluminada por una hoguera donde algunos bárbaros cantan y bailan en torno a un totem parecido a un troll que toca la guitarra.

Hará cosa de unos días, sin buscarlos, me encontré con los links que alguna vez perdí, enmarañados entre confusos patois dentro del listado de Favoritos. Es una canción del trovador más parecido a Joan Manuel Serrat que he visto en mi vida: Fran Reca. Este es su site. La canción se puede escuchar pulsando justo aquí. Se llama Vals de los Bichos y es, me parece, una hermosa alegoría al por qué tiene sentido que la infancia esté llena de fábulas cotidianas de una vaga y melancólica violencia.

11 de enero de 2007

A propósito del tiempo



Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj

5 de enero de 2007

Un poco de bella Ornitología



Me he pasado unos cuantos días pensando en Lorrie Moore. Nada demasiado groupie, me parece. Solo el intento imaginario de pensar en qué podría haber estado pensando ella cuando escribió los cuentos que he leído.

No he llegado a nada conclusivo, me temo.

Hasta ahora he leído tres de sus historias, pero me parece que sólo pueden ubicarse dos de esos cuentos en la red. You're ugly, too (También eres feo), que puede leerse aquí, en traducción de Mauricio Salvador. Y Willing, una maravilla de cuento todavía sin traducir que descubrí esta semana y que puede ser leído pulsando justo aquí.

A parte de esos dos cuentos, de Lorrie Moore hay un montón de cosas dispersas en internet. Para mis gustos, una de las mejores es justo esta entrevista, titulada Moore's better blues, en Salon Books. En ella explica, por ejemplo, por qué su libro Pájaros de América se llama, precisamente, Pájaros de América.

En la entrevista se insiste, como parece ser costumbre, en el tema autobiográfico que parece estar detrás de una de las historias de su libro. El cuento se llama: People like that are the only people here: canonical babbling in peed onk. O lo que es más o menos igual: Gente así es la única que hay por aquí: farfullar (o incluso: murmurar) canónico en oncología pediátrica.

(Aquí hay una sinopsis del cuento, en caso de que pueda servir de algo. Cosa que dudo).

Moore responde:

Era ficción...las cosas no pasaron exactamente de esa forma; yo re-imaginé todo. Eso es lo que hace la ficción. La ficción puede venir de eventos de la vida real y aun así ser ficción

Moore tiene otra elegante respuesta a las pequeñas amenazas de invasión sobre su vida privada, esta: "I'm just a very boring, not very funny person". Al oir esto, el entrevistador cree que miente y, posiblemente esté en lo cierto.

Habría que decirlo de una vez: hay algo en la escritura de Lorrie Moore que resulta absolutamente fascinante. Intimidador y fascinante

Pensaba en eso cuando, dando vueltas por ahí, me encontré con una modesta reseña escrita por Gordon Thomas en 1998 sobre un encuentro con Lorrie Morre que trasmite, precisamente, esa misma sensación. La reseña se titula, previsiblemente: My Few Moments with Lorrie Moore.

Una parte, la que vienen a cuento, dice así:

Lorrie y yo hicimos contacto visual.

"Hola."

"Hola."

"Ahora," dijo Lorrie, tomando el primer libro de la pila, el de Wayne. "De quién es este? Oh...Ya veo. Wayne."

"Sí," dije, "Ese es para Wayne, quien está fuera del pueblo. De hecho, podrías escribir eso. 'Para Wayne, quien está fuera del pueblo'. Si pudieras, por favor..."

"Bien, yo debería," bromeó Lorrie, quien procedió a escribir esas mismas palabras en el tope de la página de título, junto con 'Mis mejores deseos, Lorrie Moore' bajo el espacio correspondiente al nombre del autor. Luego, pasando a la página 52, hizo una correción con el bolígrafo, cambiando "her chair" por "his chair".

"Él realmente quería estar aquí," comencé a decir yo, en tanto ella terminaba con la copia de Wayne, pero ya había comenzado a moverse hacia el otro ejemplar y no parecía estarme escuchando.

"Ahora. Este. Es para ti?"

"Sí. Es el mio"

"Y cuál es tu nombre?"

"Gordon." La misma rutina. Un mensaje en el tope de la página. Un saludo y la firma bajo el nombre del autor. La correción en la página 52.

"Muchas gracias."

"Adiós."

Lejos de la gente, leí junto a Sarah, lo que me había escrito. Era:

"For Gordon,
Just for you."

"All the Best, Lorrie Moore"

Una bonita historia, me parece.

En todo caso, los amigos del departamento de inglés de la University of Central Florida se tomaron la molestia de subir unas cuantas fotos de una lectura con autógrados incluidos que hizo en su campus, creo que en 2002. Por solo jugar con la ficción, me gusta imaginar que el episodio de Gordon pudo haber ocurrido justo allí. En caso de que alguien pudiese compartir el mismo interés fabulatorio que experimenté yo al descubrir el archivo, las imágenes son precisamente estas.

Con eso, me parece, basta.

Imagen vía: Ontario Review Press

2 de enero de 2007

Exposiciones Espontáneas (9)


Título: Episodio retro en Caracas
De la serie: Los destellos de Enero
Vía:
Argonáuticas