25 de octubre de 2007

Blue Noses


Al colectivo Blue Noses, de Rusia, le acaba de ocurrir en estos días lo mejor que le puede ocurrir a un colectivo contracultural con suficiente sentido del humor: le acaban de censurar una fotografía. La idea, por lo visto, está bastante de moda.

Dicho sea de paso, ésa censura ha ocurrido sin necesidad de que medio maten a uno de sus miembros, o despidan a otro. (Supongo que este es justo el lugar ideal para afirmar algo cierto y algo patético: el consuelo es que hay cosas peores).

En fin, el punto es que Blue Noses entró en la órbita comunicacional y, a esta hora, está en los centros de noticias de todo el mundo.

Me parece que era algo que se tenían merecido. Como lo explican en la presentación que incluye la página de la Galerie Volker Diehl:

The Blue Noses Group is the most impressive phenomenon at the turn of the 21st century. The main body of the Group is formed by a couple of artists, who have come to Moscow from the eastern regions of Russia — Viacheslav Mizin from Novosibirsk and Alexander Shaburov from Ekaterinburg. They often work in cooperation with two other Novosibirsk artists — Konstantin Skotnikov and Alexander Bulnygin — and photographer Evgeny Ivanov. Besides, the Group often invites their friends-artists, relatives, children, curators and gallery workers as extra players. Sometimes they give the joint performances with Novosibirsk rock-group “Nuclear Elk”.

Y, luego, al referirse a su propuesta estética:

The principal genre of The Blue Noses is a sort of performances, to be more exact — pranks, sketches or gags, played by the artists before the video camera. These pranks are not the rehearsed plays but a symbiosis of “pat roles” and impromptus. It is as remote from theatre acting and direction as a photograph or video clips are far from photographic or video art. The “documented” pranks of the Blue Noses Group are hanging between everyday and artistic phenomena, looking like a semi-professional, semi-amateur activity, in which the intentional fiasco is indistinguishable from dilettante lapse.

Aquí puede verse algo de su trabajo, donde la parodia política y el arte performativo se mezcla en un juego que va a un paso más allá de la risa. O al menos, lo intenta.

Título: A revolution Goes On (Una Revolución en Marcha), 75 x 100 cm, C-print, Edition of 10.
Imagen vía: Galerie Volker Diehl

24 de octubre de 2007

Malibú Burning



Imagen vía: eltiempo.com

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21 de octubre de 2007

El Freud de las camareras



En la época a la que me refiero, las modas curativas cambiaban rápidamente y muchos analistas de la línea conservadora habían terminado limpiando parabrisas en los lavaderos de autos. La palabra "terapeuta" hacía tiempo que estaba pasada de moda y había sido reemplazada por el viejo vocablo "psicoanalista". Quizá la creencia más extendida en ese momento en el mundo occidental fuera la convicción de que se podía penetrar en el misterio de la vida a través de la interpretación de los sueños y el análisis de exhaustivo de los primeros años de vida. Aquello era como edificar sobre las ruinas del confesionario y la reforma del papel de los padres en la educación de los hijos. El vocabulario freudiano se había introducido a fondo en el idioma corriente y cuando la camarera de los restaurantes para camioneros derramaba la cerveza decía: "Epa. fue un desliz freudiano". Si se le preguntaba qué quería decir con eso, contestaba: ¡Qué pasa con usted? ¿Nació ayer? Freudiano quiere decir escurridizo. Despabílese".


John Cheever, En: Oh, what a paradise it seems
Traducción: M. Rezzano De Martini

Imagen vía: allposters.es
Autora: Lizbeth Holstein

10 de octubre de 2007

Wedding Day


Ficha:
Make: Canon
Model: Canon EOS 30D
Shutter Speed: 1/200 second
F Number: F/8.0
Focal Length: 18 mm
ISO Speed: 100
Date Picture Taken: Sep 12, 2007, 4:55:49 PM



Título: It´s Our Wedding Day Baby
Autor:
momoclax

7 de octubre de 2007

Malditaweb

Ayer comencé a leer Malditaweb, una cybernovela presentada en formato blog por Javier Miranda-Luque.

Una muestra: esta delicia de conversación en una sala de chat entre Rosa y Henry, quienes (por momentos) recuerdan una versión decadente y contrautópica de aquellas lejanas historias románticas a lo Tristán e Isolda, de los fantásticos amores de Érec et Énide de Chrétien de Troyes, pero esta vez actualizados en las ardenas invisibles de la red:

Henry dice: Volvamos al tema. Recapitulo. Internet es un juego virtual, para adultos que intentan recuperar la vieja costumbre lúdica de ser otro. Por tanto es un juego de roles, una proyección de lo que queremos ser y no somos.

-Rosa dice: Vamos, no te pongas tan serio. Es un juego, pero que se toma y se deja cuando tú quieras. Es un carnaval, una fiesta de disfraces. También es actuación.

-Henry dice: O sea que puede ser también el nuevo teatro, la nueva dramaturgia donde tú mismo vas creando tu personaje, a tu medida, a o la medida del argumento que te va suministrando tu compañero de juego. Internet es un escenario vastísimo.

-Rosa dice: Cómo intelectualizas, tío ¡!

-Henry dice: Desviación académica de cuando daba clases en la escuela de letras. Ahora, Rosa, en serio, ¿y cómo te asumes durante y después de webear y relacionarte con otras personas, no te sientes algo así como infiel, como que estás estafando a otros, engañándolos?

-Rosa dice: Hostia, Henry, cuando estoy en la red, estoy jugando. No estoy enamorando a nadie, ni follándome a nadie, ni robándolo, ni estafándolo, ni citándome en algún lugar lejano con nadie. No estoy ni siquiera engañándolo. Apenas estoy jugando, Henry. Jugando. Actuando. Siendo otra. Ofreciendo un show gratuito.

-Henry dice: Ahora también?

-Rosa dice: No jodas, tío, pareces un marido celoso interrogando a la esposa infiel.

-Henry dice: ¿Torquemada?

-Rosa dice: Nada menos!


Texto vía: Malditaweb: capítulo 1

2 de octubre de 2007

Cuerpos leídos (2): Justine, de Lawrence Durrell

Anastasia no era una mujer: era un territorio. Un vértigo. Hoy, sin saber muy bien por qué, me ha dado por recordarla. Recordarla es evocar una lección de cartografía salvaje. Una visión que se diluye en una fotografía gastada que, en el fondo, ya no me pertenece. Esa foto es la imagen de su cuerpo desnudo, tumbado en una cama de una habitación que posiblemente ya no existe. Incluye el pálido salmón de sus pezones. El vacío de su vientre. A lo lejos, un rictus de placer privado, como si estuviese muy lejos de todo, de esa cama, de esa noche. Amándose ella sola. La foto es una imagen tomada en una expedición de espeleología demente entre sus piernas.

Recordar a Anastasia es, también, recordar al Justine de Lawrence Durrell. De eso, curiosamente, también hay una foto. La foto incluye una habitación de alquiler en un piso 21 donde viví una temporada del olvido. La ciudad, como en un sueño familiar, es Caracas. El año, sospecho, debe ser un remoto 1998. Yo leía el Justine de Durrell en una cama individual, junta a una ventana desde la que era posible ver el tiritar de las luces de toda una barriada encumbrada en un cerro en la distancia. Afuera, al otro lado del pasillo, dormía una expatriada armenia en una habitación demente, junto a sus dos hijos. No intento ser sórdido, pero meses después, una mañana en la que me invitó a tomar café (por suerte, nunca lo hacía), esa misma mujer me miraría a los ojos para decirme que se iba del país, que tenía cáncer. A su manera, leer el Justine en esa habitación, en esa casa, era el equivalente a escuchar un poco de Bela Bartok en tanto al frente, en un televisor, se mira una balada de plomo y cuchillo.

Las páginas de Justine trajeron consigo un descubrimiento sorprendente: en ellas era posible ver el palimpsesto de Rayuela. Leer a Justine era, en una dolorosa y confusa manera, confrontar el brillo del Pont des Arts con la borrosa imagen de una Alejandría de entreguerras.

Fue un tiempo donde repasé aplicadamente el cuerpo desnudo de Anastasia. Un tiempo en el que mi mirada se fijó en el encanto alucinado de su espalda llena de pecas, en el verde imposible de sus ojos fríos, en la metódica rotación de sus caderas.

Pensar en Anastasia es también descubrir las amenazas subterráneas que penden sobre ciertas muchachas católicas. Yo estaba iluminado entonces por esa furia que esconde el despertar de la inocencia. Eran tiempos honestos. Subía junto a ella un ascensor, de visita en su casa. Creo que estaba borracho. No me es posible recordar de qué forma, de qué manera, terminé diciéndole que quería ver sus tetas. Sonrío. Abrió uno a uno los botones de su blusa. Soltó de un tirón sus sostenes de copa blanca. Tócalas, me dijo. Anastasia iba a casarse cuatro meses después de rodar semidesnuda por los escalones que conducían, que deberían conducir, del piso trece al piso doce de su edificio.

Se quedó con una cita en cierta casa parroquial apuntada en una agenda repleta de circulitos adhesivos de ciclos menstruales. Una semana después, no tuvo más remedio que comprar su primera prueba de embarazo. Sólo quedó una falsa alarma. Eso, y una vajilla que terminó por revender.

Hay historias que el tiempo vuelve repetitivas, extenuantes. Hay historias que incurren sin remedio en tópicos, en digresiones menores. El susurro de la voz de Anastasia a las tres de la madrugada, al otro lado del teléfono. Los domingos eróticos. El arrabal del llanto.

Justine recuerda también esos recursos desolados de la literatura decadente. Merece, en todo caso, el beneficio del tiempo. El valor de las primeras bases de una estética que años después habría de perseverar en tantas otras literaturas virtuosas.

La consecuencia es la misma: algunas mujeres podrán abrir ante ti todo su cuerpo, pero jamás ese músculo trémulo que late sin pausa junto a un suspiro, en mitad del pecho.

1 de octubre de 2007

Convocatoria: Nueva Narrativa Urbana. 3ra Edición


El Pen de Venezuela, ente organizador de la Semana de la Nueva Narrativa Urbana, comienza los preparativos para la tercera edición, la cual se llevará a cabo en abril del año próximo. Esta edición contará con la novedad de que las personas interesadas en participar podrán postularse enviando un cuento junto a su CV. Del total de textos recibidos se seleccionarán los 15 participantes. Como está demostrado la capacidad de difusión que tienen los blogs y sitios web, apelamos a la solidaridad de los amigos que estén interesados en difundir la convocatoria, para que esta llegue a más lectores, lo que redundará en una mejor muestra para el próximo evento. Las bases son las siguientes:

La Semana de la Nueva Narrativa Urbana, evento organizado por el Pen de Venezuela, el cual ofrece una muestra de la narrativa emergente venezolana, ya comienza a organizar su tercera edición (prevista para marzo de 2008), la cual tendrá como novedad la apertura de un concurso con el fin de seleccionar los participantes de la misma, para ofrecer más oportunidades a nuevas voces poco conocidas. Las bases que regirán esta convocatoria son las siguientes:

Los organizadores de la III Semana de la Nueva Narrativa Urbana convocan a todos los narradores noveles a enviar sus textos, con miras a la selección de los participantes en esta edición, la cual tendrá lugar entre abril y mayo de 2008, en atención a las siguientes bases:

-El evento, que no es un certamen literario, tiene como objetivo dar a conocer el trabajo de las voces emergentes de la narrativa venezolana, por tanto podrán participar todos los autores venezolanos o extranjeros con más de cinco años de residencia en el país.
-Deberá participar con un sólo cuento inédito, con un máximo de 12 cuartillas a doble espacio (30.000 caracteres sin espacio) . Los autores seleccionados cederán los derechos de sus obras para la primera edición del libro resultante. Los cuentos deberán mantener su condición de inéditos hasta la publicación del libro.
-Deberán enviar sus cuentos (escritos en fuente Times New Roman a 12 puntos con doble espacio), acompañados de un resumen curricular). No se aceptarán trabajos con seudónimo.
-Los trabajos aceptados formarán parte de la III Semana de la Nueva Narrativa Urbana, la cual incluye el recital y el libro resultante. Además del pago de los derechos de autor, no hay premio en metálico para los seleccionados.
-En esta convocatoria no podrán participar los autores seleccionados en ediciones anteriores.
-Los cuentos deberán ser enviados hasta el 31 de enero de 2008, al correo electrónico: anateresatorresg@gmail.com, con copia a htorres@ficcionbreve.org.

Más información: El subrayado es nuestro