1.35 am. 3D
(Where have all the cowboys gone?)
Todo está tan tranquilo, dice a mi lado en el estacionamiento el vecino del 9D, mirando al mismo lugar al que yo miro: las luces parpadeantes de Lomas de la Trinidad. El vecino del 9D suspira y le da un vistazo a la llama de su tabaco. No lo dice (es un tipo aún joven, en un estilo vagamente diletante y corporativo, de maneras suaves), pero se entiende que quiere hacer alusión al signo de interrogación que pende sobre el cercano amanecer cargado de presagios.
Es lo sabido: para muchos, el 3D, ese momento en el almanaque que en pocas horas comenzará a estallar con los fuegos de artificio del amanecer, es el día en el que muchos han decidido inventarse como el último movimiento. La jugada decisiva de un ajedrez demasiado costoso, demasiado predecible que estamos jugando desde otro diciembre ya remoto: el de 1998.
No creo que el vecino del 9D, fumando su tabaco con concentración, con calma, con un correcto corte de cabello lo piense así. Se, al menos, que no es lo que pienso. El 3D será un día largo, tenso. Posiblemente un día con malas noticias: el probable reinicio de una espiral de fanatismo y miedo que ya es conocido. Una mala caricatura de la historia (aunque esa pueda ser, también, una manera de escribir la historia), no mucho más que eso. El Apocalipsis es campaña electoral. El Apocalipsis es un laboratorio que nos invita a jugar un juego de espejos que se mueven en una habitación a oscuras.
Las elecciones de las próximas horas no son, en todo caso, el motivo por el cual estamos de pie, en mitad del estacionamiento, casi a las dos de la madrugada, con una linterna y un pito. El 3D no me deja insomne. Estoy despierto por un motivo infinitamente más vulgar, más concreto que, creemos, poco tiene que ver con el grito sordo de la histeria, con el rumor. Pasa que la noche anterior el vigilante del edificio notó un movimiento extraño junto al portón eléctrico del estacionamiento. Una camioneta con cuatro hombres vestidos de negro permanecía estacionada en un lugar cercano: (arropados por la estrecha oscuridad de la noche, si es que acaso vale la pena tener algo de humor para un dudoso giro metafórico). Dos se bajaron. Merodearon junto al portón eléctrico. Un vecino hizo algunos disparos disuasivos. Dos, tres horas después, una patrulla de la policía le explicó a la junta de condominio que eso era de esperarse: estaban fichando algún carro. Quizá la moto BMW de un vecino. Los dos días siguientes serían días de acuertelamiento policial. La ciudad, ese objeto parpadeante y violento que es Caracas, habría de pasar dos noches bajo el imperio del más malandro. La recomendación de la policía: formar, junto al vigilante de guardia, pequeños grupos de vigilia durante la madrugada.
Es, precisamente, lo que ahora hacemos. Cumplir un turno.
Esperar en plena madrugada es, sin embargo, algo aburrido. Me sirve de poco saber que, horas antes, un helicóptero sin luces ha recorrido la ciudad de Caracas. Me sirve de poco que el hijo de la pareja del 8C que acaba de llegar se detenga un minuto junto a nosotros y nos cuente que hay gente lanzando bolsas de basura en las calles.
Solo queda conversar. Matar el tiempo. El vecino del 9D me pregunta qué creo yo que pase, al amanecer de este mismo día. Le respondo con honestidad. El vecino asiente, se lleva el tabaco a la boca. Inhala. Me sonríe con tristeza. Y aunque no puedo ver mi rostro, se que sostengo una sonrisa parecida.
Me viene a la mente una estrofa de Pink Floyd en la que pienso en estos días:
Mother, should I run for president?
Mother, should I trust the government?
Mother, will they put me in the firing line?
Ooooh aaah,
Or is it just a waste of time?
Una pavana. La madrugada está musicalizada con una pavana repleta de ironía.
3.15 am. 3D
(In foresta nostra)
Suelo ser perezoso para asuntos comunicacionales demasiado cercanos en el tiempo. De hecho: en las últimas semanas me la he pasado bastante interesado en pensar en cosas como la placa del monasterio belga de Stavelot-Malmédy, esa que dice:
In foresta nostra nuncupata Arduenna, in locis vastae solitudinis in quibus caterua bestiarum geminat
Supongo que no es una excusa. El caso es que es sólo en la madrugada de hoy cuando me entero con propiedad de la
iniciativa de to2blogs, disparada por
LuisCarlos, desde su
Periodismo de Paz: la construcción de un lugar que recolecta la información publicada en diversos blogs de la comarca sobre el 3D.
Se puede visitar pulsando justo
aquí.
9.40 am. 3D.
(O una viñeta a la Esperanza)
La niña Argonáutica, como es de esperar, tiene hasta ahora muy poco interés por el mundo. Tiene, por suerte, mucho menos interés por las elecciones de este día. Aún así, asume una actitud filosófica, se deja colocar en el canguro y acompaña a su mamá hasta el centro de votaciones.
Al salir, un camión de propaganda chavista, (contradiciendo las reglas más elementales de publicidad y propaganda), hace su recorrido en la cercanía del centro de votación provisto con cornetas a todo volumen.
La niña Argonáutica, su mamá y yo venimos bajando una pendiente cercana, después de haber votado. Intentamos taparle sus oídos, protegerla del rudio. Arriba en el camión, el operador de las cornetas lo nota y, como en el detalle inesperado de un cuento fantástico, baja por un instante el volumen.
Se lo agradezco, en silencio. Al hacerlo, no puedo dejar de desear que, una vez ratificado el bolimilitarismo, al menos algo en el imaginario del chavismo pueda hacer plausible pequeños gestos de ese tipo. Pequeñas digresiones ante el cinismo y el abuso.
11.00 am- 8.50 pm. 3D.
(Civilia)
A uno lo rescata la locura de los buenos amigos: léase este playlist para un domingo cualquiera, por ejemplo:
Supongamos que uno está en una cola de gente que no existe, esperando para ejercer un derecho que alguna vez convirtieron en deber y ahora resulta ser privilegio, migajas de ilusión que otorga el emperador.
Supongamos también que luego de unos tiros, uno se resigna, ‘otra forma de derrocar a un gobierno es votando’, uno dice, miente.
Queda entonces, como siempre, el celebro, último bastión. Quizás para mantenerlo en forma no estaría de más ejercitarlo con esa música que, para mortificación de muchos, cada quien asume para su causa.
Prohibido Olvidar, Rubén. Discursitos mediáticos y viejas locas aparte, pobre del país…
Sal pa’fuera, Puya. Cabilla para botar a quién sea. El otro día escuché a unos locutores de una de las emisoras del estado alabando la música contestataria de estos puertorros. Como en cualquier episodio en el que un gobierno se porta como pisoteada oposición, me pareció un tanto imbécil, un tanto tierno.
Canción en harapos, Silvio. Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir / la caravana en harapos de todos los pobres. En otras palabras, ¿Ah, tú te la tiras de socialista, humanista y solidario? Bueno, vamos a darle pues.
Políticos paralíticos, Desorden. El tema que deberían enseñar en los salones de clase para acabar con los tarados sociales (inclusive aquellos que lideran grupos de rock)
Gimme The Power, Molotov. ¿Por qué estar siguiendo a una bola de pendejos?. Así es, puto!
Sunday, Bloody Sunday, U2. Nadie como Bono para transformar un hecho horrible en un tema militante y digerible.
Botas Locas, Sui Generis. Los intolerantes no entendieron nada, ellos decían guerra, yo decía no gracias. Amar a la patria bien nos exigieron. Si ellos son la patria yo soy extranjero.
Sr. Cobranza, Bersuit. Todos transan. Una de las mejores explicaciones de por qué en Latinoamérica pasa lo que pasa. Que este tema pudiese ser grabado es un hecho singular que habla volúmenes sobre la libertad de expresión. Gobierno que se jacte de ser progre y humanista primero que se cale esta canción y después hablamos.
Anarchy in the U.K., Pistols. Si nada funciona y persiste la rabia, siempre hay otra manera. It’s coming sometime.
10.03 pm. 3D
(Pasticho)
Tiby aparece en cadena nacional, justo en el momento en el que estoy del otro lado del microondas, mirando cómo gira una ración de pastillo. Dudo si acometer el asunto o dejarlo para después. Lo pienso solo por un momento. Concluyo que, poco importa que me siente a cenar o lo deje para luego. Me decido por lo primero y eso me es de utilidad para comprobar dos cosas:
1. Por algún motivo que no alcanzo a comprender, siempre sabe mejor un pasticho casero.
2. Todo parece indicar que el mundo no se está acabando tanto que se diga.
11.00 pm. 3D
(The show must go on)
Ya a las 11.00 pm lo único que se puede hacer es agradecer el sentido común para aceptar la obvio. Aún así, vale, y vale mucho. La pavana a 3d(edos) al fin termina. No hay ningún gesto falsamente heróico, o estúpido. Por suerte, no tiene por qué haberlo. Sólo un suspiro de alivio al pensar que, pese a todo, la sensatez puede ganar a la locura. El deseo de comenzar donde debió comenzarse tanto tiempo atrás: asumiendo que la vida también puede vivirse siendo minoría. The show must go on. Apago el televisor pensando, con sereno fastidio, que a la 1.00 am me toca, de nuevo, mi turno de estacionamiento. Afuera cae una lluvia leve y apacible, modesta, como en una vieja alegoría.